Suena el despertador a burreo, a olé cuando el primer tiempo
aún no había terminado, a Joaquín buscando su capote, ¿que cuente un chiste? ya
lo hacía frente al balón con el baile de Chiquito, a Van der Vart aclamado por
la manía de pisar charcos y llenarse de barro, a goles a medio gas ante equipo
de medio pelo o calvo entero, a Rey de Reyes y a acierto de Gameiro, aquí la
calidad, a Ramis de goleador y a Kakuta quédate, aquí la del rival. ¿Rival?,
estoy de cachondeo.
Huele la mañana a choteo, a
quinientas diez criaturitas "...dónde
está el manquepierda, el manquepierda dónde está...", el quinientos
once y el quinientos doce salieron por chiqueros antes del recuento, los más
listos sin duda, cantando "...Sevilla
es verdiblanca..." con el 4-0 (6-0) ante cuarenta mil bufandas rojiblancas "...Oh Pepe Mel, oh Pepe Mel...",
y retumba en Nervión lo impensable hasta que a un genio se le ocurrió que nos
aprendiéramos su himno de memoria "...apilados
como balas de cañón. Betis, Betis, Betis...", eso sí, el berreo no
sonó igual que en el medio estadio de la
Palmera, en eso son únicos, ¿sabéis ya lo que es el señorío y la guasa
sevillana? Y sus recursos, los insultos... pero nosotros lo adornamos con
lucecitas a modo de bengaleo.
¡Hala ya! al recreo... a
recrearse lo aprendido que ya sabéis lo que sois, el hermano pequeño al que se
le dan las collejas, el vecino del al lado que agacha la cabeza, los mindundis
sevillanos, el equipo copero por excelencia... en ser eliminados y a Calleja con
los cuentos de vuestra historia paralela y para lelos, ¡ay qué cabreo!
Y aún queda un deseo, seguir
cantando en la vuelta de la Liga aquello de "...suben
y bajan, suben y bajan, parecen un ascensor..."