Aún
asoma a mi retina tus manos al cielo, una abierta, la otra agarrando a tu compañera
del alma, ataviado de blanco y en tu silla de enea mirando al cielo estrellado;
ahora su seno te está esperando para que alegres con tus acordes la fiesta y
con tus versos la jarana, que el llanto no brote y cante la pena.
Ya
rajaste el éter haciendo camino hacia el cielo y en tu caminar se van alineando
los luceros ante el pentagrama flamenco que va sonando a tu marcha, paso al
hombre que alimenta el genio, paso al genio del hombre, la risa y el llanto a
la vez.
"Taranto del Hombre del L.P. Pasaje del Agua, Lole y Manuel".
Y
en tu pasear glorioso, la luna que lloraba por tener a su poeta, impotente por
no poderte besar, ya suspira su alma, se estremece su cuerpo y fantasea, ¡ay
Manué, Manué!, haciéndote un hueco en su regazo de luna mora esperando la flor
de ilusión que le llevas al cielo, en tu solapa de plata.
Hoy
el luto es blanco, la agonía canto y cada vello de tu gitana barba pétalos de
notas musicales a los acordes de tu guitarra, la que miraba al paraíso desde su
clavijero, la que hacía bailar de noche a las estrellas por tango, por
seguirillas, por bulerías y al alba por alegrías.
¿Estaré
soñando? Ahora te escucho componiendo de fondo las bulerías del cielo.
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