miércoles, diciembre 21, 2011

Recuerdo de Julia, por Diego de Morón

Cuando empecé con estos Atlas y Retratos del Rock Andaluz, perseguía justo el efecto de esta historia, traer al mundo visible lo que el artista quiso expresar desde su interior a través de la música o la poesía en forma de letra. Dar a conocer, dentro de mis limitaciones, lo esotérico de las composiciones, su fin primordial más allá de una hermosa canción hecha para gustar al espectador, la inspiración del autor.



Julia era la novia de Diego de Morón que, como se puede leer en la carpeta del disco, falleció el verano anterior a la grabación, en 1.976. Escuchando el tema siempre supe que detrás del mismo no había solamente la historia de un amor roto por la muerte, algo me decía que había más, por eso intenté por todos los medios averiguar qué fue lo que pasó y aquí os lo entrego, para que todo el mundo que quiera conozca la generosidad de Julia y los sentimientos de Diego expresados a través de su guitarra en, para mí, la mejor pieza del disco. Esta es la historia.

Diego y Julia deciden pasar las vacaciones de ese verano en la costa, diversiones en la playa, arena, sol, serenatas con el mar de fondo, algo que a Julia le agradaba especialmente, sobre todo nadar, era una consumada nadadora. Así pasaban los días hasta que en uno de ellos algo sobresaltó a la pareja, vieron como un niño se estaba ahogando en el agua y sin pensárselo Julia se lanzó a socorrer al chaval, la temperatura del agua era extremadamente fría ese día y el contraste con la del cuerpo, acalorado por el sol, junto a la velocidad del nefasto chapuzón, provocaron un corte de digestión que hizo que Julia se ahogara, no sin antes salvar la vida del niño. El vacío de Diego, su pena, no podía más que desembocar en la soleá que aquí retrato, un homenaje a todas las personas que dan su vida para salvar la de otros, ejemplos en una sociedad cada vez más egoísta.




Todo el tema expresa el dramatismo de lo sucedido, la guitarra de Diego no se lamenta, desbarra en quejío por el amor que le es arrebatado, sus ojos miran al infinito vitrificados por las lágrimas, los brazos chapoteando, la petición de auxilio, el silencio de la muerte, un ambiente brumoso que recoge el mellotrón de Granada, grupo que lo acompaña en la composición. Una vez pasada la primera amargura las notas van tornando de trágicas a melancólicas, evocando la admiración y devoción que siente por Julia y su acto heroico, deambulando por el pasado, ausente para siempre, retorciéndose los recuerdos en la mente.

Un pellizco que sale de las entrañas del alma.