La frase no es mía, ni siquiera es
de Shakespeare por boca de Marcelo, fiel guardián de palacio, advirtiendo a
Hamlet y Horacio; referida al Sevilla F.C. es de un gran sevillista, de los
mejores que me he cruzado en el universo nervionense, mi más mejor amigo D.
José Antonio Molina Sánchez, ante las justificaciones esgrimidas por el Consejo
presidido por el condenado en primera instancia a siete años y medio de
privación de libertad, a diversas cuestiones en la pasada Junta General de
Accionistas (situación económica, dirección deportiva, "sevillómetro",
salchichas millonarias y apellidos indecentes) y que yo la traigo a colación
después de la sonora manifestación de ayer en el Ramón Sánchez Pizjuán.
"Del Nido vete ya" fue
coreado sin los vergonzosos silbidos que solían acompañar cualquier muestra de
disconformidad con el personaje, otros sí que fueron reprendidos de una u otra
forma, como la alusión a su condena carcelaria, hay gentes que aún ven bien que
el club siga dirigido por un condenado por fraude en concurso con prevaricación
y malversación de caudales públicos, seguro que sus gallinas las tienen a
recaudo de la zorra, pero si la pelotita no entra, que venga otro a ver si
cuela... bochornoso. Alguno incluso decía que si lo que queríamos era otro
Carrión u otro De Caldas, al terminar la ese del ignominioso apellido debió
caer en la cuenta de que eso ya lo tenemos, se sentó y ya no abrió más la boca,
mejor así, calladito.
Desgraciadamente esto es una
Sociedad Anónima Deportiva y manda el capital, que si además es de cemento armado,
aguantará los "Hola, hola, D. Manuel" mientras su fin sea el del
arraigo para evitar la cárcel, eso sí, su soberbia le hará atacar cual oso
herido, con zarpazos a diestro y siniestro, dirigido a todo aquel que pueda ir
desviando la atención, ganar tiempo es el lema y parece que el escudo el
objetivo, una vez pateada la afición.
O no, esta afición ya ha
demostrado más de una vez de lo que es capaz y visto lo visto ayer, parece que
las cañas se tornan lanzas, ya no hay en el horizonte Jiménez, Álvarez, Manzano
ni Marcelino como escudos protectores, Míchel es dócil hasta para la afición, ni
siquiera la cabeza de Monchi o Vizcaíno sería suficiente, no, es la cabeza
despejada del Sr. Presidente la que se pide, parece que ya engaña a pocos,
lástima que se hayan dado cuenta cuando a lo mejor ya es tarde.
Algo huele a podrido en
Dinamarca, ya sólo nos queda eliminar la carroña y espantar a los buitres que
se han instalado a esperar la descomposición en forma de apellidos ilustres o
deslustrados, ¿cómo?... ayer se dio el primer paso.