jueves, enero 19, 2012

Tratado de una mutación genética

Siempre fue mi intención estudiar la Licenciatura de Biología y especializarme en Zoología, sin dejar de lado la Antropología y la Genética Evolutiva, pero una vez aprobada la selectividad y por esos impulsos que desde siempre me han acompañado, me matriculé en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, pero nunca dejé de mirar de reojo mi gran pasión desde muy niño, de forma que me atreví a desarrollar una especie de tesina fin de carrera, por si alguna vez volvía sobre mis pasos y decidía matricularme en la Facultad de Biología, lo que se dice empezar la casa por el tejado, trabajo al que denominé "Tratado de una mutación genética", que aquí os presento en síntesis.







Consiste en estudiar por qué una parte de la población con los mismos orígenes, educación y ámbito vital, de repente modifica sus pautas de comportamientos sin motivo aparente, un caso cuyo origen está documentado en la Sevilla de principios del siglo XX, y que en la actualidad afecta al 45,38 % de la población.

No está muy bien definido cuándo empezó a manifestarse el síndrome, unos apuntan a 1.907 y otros a 1.914, yo me inclino más por 1.914, año en el que todos los efectos se manifiestan con total nitidez, no se puede decir que las alteraciones modificantes de la conducta que se referencian a partir de 1.907 sean los mismos que las que florecen a partir de 1.914. Sí está totalmente claro el lugar dónde aparece y es en la insalubre zona conocida actualmente como Heliópolis, donde la nociva proximidad del río Guadaíra era foco constante de bacterias, bacilos, virus y otros gérmenes.

De los análisis del estudio que realicé del ADN de la forma que explico a continuación, sólo cabe desprenderse que los síntomas que manifiestan estos individuos se producen como una alteración genética que fue dando lugar a un espécimen desconocido hasta entonces, al encontrarse nuevos alelos que no figuraban en los otros fenotipos estudiados. Estos nuevos alelos están ampliamente estudiados en una determinada especie de mosca cojonera capaces de introducir con su picadura un agente químico que provoca mutaciones en el ADN y cuyas larvas son endémicas de esta zona del río Guadaíra, con lo que cabe deducir que algún tipo de información genética fue intercambiada por un primer mutante con la mosca, de forma que transmitió esos nuevos caracteres adquiridos a su descendencia, cuadrando el lugar con las primeras manifestaciones mutantes.

Debido a las interacciones normales de cualquier grupo humano, esta mutación se fue extendiendo por toda la localidad afectando incluso a las localidades vecinas y así a toda la provincia.

¿Por qué no mutó toda la población? Como ya he dicho la mosca de referencia era ampliamente conocida, concretamente desde mediados del siglo XIX, y a partir de 1.890 ya se estaba estudiando un antídoto contra la picadura del díptero, que empezó a ser repartido por la población de forma efectiva desde 1.905, de tal forma que sólo fueron mutando los individuos que sus genes no poseían el antídoto.

Ahora paso a presentar los datos estadísticos en los que se basa esta investigación, que estimamos lo suficientemente consistente, a saber:

Muestra: 100% de la población afectada, que como ya hemos dicho corresponde al 45,38 % de Sevilla capital y su provincia, fuera de estos límites los casos que ocurren son raros e insignificantes, por lo que la desviación la podemos considerar inferior al 0,01 %.

Método: Observación directa de los afectados, vecinos, familiares, amigos... todos los que presentan los mismos signos pertenecen invariablemente a la población afectada.

Variables: La población afectada no modifica su comportamiento al introducir variables independientes, como la razón, la historia o los resultados objetivos, por lo tanto no se generan variables dependientes.

Apoyo científico: Pruebas de ADN comparativas y cruzadas con la población no afectada del mismo origen que la afectada y la población no afectada de distinto origen.

Cabe destacar que todos los síntomas estudiados se presentan de forma individualizada en el 90% de los afectados, pero el 100% de estos tiene al menos uno, sin que ninguno de ellos se presente en la población no afectada. Una vez presentado, pasemos a las alteraciones encontradas.

Complejo del primigenio: Es la alteración más notable del comportamiento que presentan, se trata de la búsqueda compulsiva de ser los primeros en algo, da igual el qué, pero cuanto más inútil y humillante el logro más contenta la parroquia, como ser los primeros en rifar una vaca para recaudar fondos; el extremo de este complejo es ser los únicos en conseguirlo, como ser los únicos en plantar cara al Barça... con resultado de 5-0.

Este complejo deriva de la toma de conciencia de no ser genuinos, sino una desviación segundona de lo ya establecido, una conciencia de segunda parte de algo y ya se sabe que segundas partes nunca fueron buenas.

Realidad paralela adquirida: Representa algo difícil de entender pero muy fácil de explicar. Un mutante, en un momento determinado, efectúa un juicio de valor o conocimiento sin ningún tipo de demostración ni raciocinio, que si es favorable a los intereses del colectivo se va difundiendo a lo largo del tiempo y el espacio, convirtiéndose en axioma absoluto e irrefutable, con el único peso científico de basarse en sensaciones cuya naturaleza, como todo el mundo sabe, es la objetividad.

Una vez que el tiempo se mide por generaciones esta desviación del conocimiento es completamente irreversible y da lugar a un efecto que describiremos a continuación.

Alteraciones cognitivas: Es la más curiosa con la que me he encontrado y tiene a su vez dos efectos diferenciados, uno positivo y otro negativo.

El positivo consiste en reconocer en cualquier lugar o situación a uno de los suyos, por supuesto este individuo aislado se hace notar todo lo posible atrayendo la atención de sus congéneres, abstrayéndose del espectáculo o evento del que forma parte activa o pasiva, siendo consciente de que su grupo afín se encuentra igualmente abstraído escudriñando su posible localización. Una vez localizado el semejante el siguiente paso consiste en difundirlo por todos los medios posibles, invariablemente con la siguiente expresión "¡qué grandes semos!"

El efecto negativo es el más profundo y consiste en negar todo aquello que refute los efectos de la realidad paralela adquirida, aunque los datos estén estudiados y contrastados y se den de bruces con lo cierto, sea cual sea el nivel intelectual del personaje al que se le quiera sacar de su error, el convencimiento en sus tesis es invariable y su única respuesta también "eso es asín".

Alteraciones del lenguaje: Se produce únicamente cuando los individuos se unen en grupos más o menos numerosos y bajos los influjos de una gran excitación, no necesariamente provocada por un acontecimiento altamente positivo y extraordinario, la mayoría de las veces un revés es suficiente. Una vez que los afectados entran en éxtasis pasan a pronunciar un solo sonido similar a un balido sin ninguna otra actuación fonética.

El trauma es corto, pero altamente desagradable.

Hay otros síntomas, pero más dispersos en la muestra, lo que me lleva a pensar que no son productos de la mutación estudiada, sino propios de determinados individuos, como se presentan en miembros aislados de las poblaciones no mutantes. La condición humana de por sí ya es bastante compleja.

Sí hay un efecto que se da en la población no mutante que quisiera resaltar, como secundario de la inmunización originada en 1.905 y que paso a relatar.

Daltonismo invertido: Consiste en ver como iguales las rayas verdes sobre fondo blanco y las rojas sobre el mismo fondo cuando van impresas en una camiseta, así mismo se confunde el madroño con una palmera y el oso con una cabra.

Por último, entre los no afectados se observa desde 2.007 una desviación en la conducta inclinándose al fenotipo estudiado altamente sospechosa, lo que me hace pensar que el gen inmune ha dejado de tener efecto en estos individuos, su alteración lingüística les lleva a cantar de forma impulsiva la siguiente letra "León, león, león San Fernando..."

Que Dios nos coja confesados.