domingo, diciembre 16, 2012

Algo huele a podrido en Dinamarca y en el Sevilla F.C.

                        La frase no es mía, ni siquiera es de Shakespeare por boca de Marcelo, fiel guardián de palacio, advirtiendo a Hamlet y Horacio; referida al Sevilla F.C. es de un gran sevillista, de los mejores que me he cruzado en el universo nervionense, mi más mejor amigo D. José Antonio Molina Sánchez, ante las justificaciones esgrimidas por el Consejo presidido por el condenado en primera instancia a siete años y medio de privación de libertad, a diversas cuestiones en la pasada Junta General de Accionistas (situación económica, dirección deportiva, "sevillómetro", salchichas millonarias y apellidos indecentes) y que yo la traigo a colación después de la sonora manifestación de ayer en el Ramón Sánchez Pizjuán.
 
 
En la portada de Estadio Deportivo © hoy

"Del Nido vete ya" fue coreado sin los vergonzosos silbidos que solían acompañar cualquier muestra de disconformidad con el personaje, otros sí que fueron reprendidos de una u otra forma, como la alusión a su condena carcelaria, hay gentes que aún ven bien que el club siga dirigido por un condenado por fraude en concurso con prevaricación y malversación de caudales públicos, seguro que sus gallinas las tienen a recaudo de la zorra, pero si la pelotita no entra, que venga otro a ver si cuela... bochornoso. Alguno incluso decía que si lo que queríamos era otro Carrión u otro De Caldas, al terminar la ese del ignominioso apellido debió caer en la cuenta de que eso ya lo tenemos, se sentó y ya no abrió más la boca, mejor así, calladito. 
 
Desgraciadamente esto es una Sociedad Anónima Deportiva y manda el capital, que si además es de cemento armado, aguantará los "Hola, hola, D. Manuel" mientras su fin sea el del arraigo para evitar la cárcel, eso sí, su soberbia le hará atacar cual oso herido, con zarpazos a diestro y siniestro, dirigido a todo aquel que pueda ir desviando la atención, ganar tiempo es el lema y parece que el escudo el objetivo, una vez pateada la afición. 
 
O no, esta afición ya ha demostrado más de una vez de lo que es capaz y visto lo visto ayer, parece que las cañas se tornan lanzas, ya no hay en el horizonte Jiménez, Álvarez, Manzano ni Marcelino como escudos protectores, Míchel es dócil hasta para la afición, ni siquiera la cabeza de Monchi o Vizcaíno sería suficiente, no, es la cabeza despejada del Sr. Presidente la que se pide, parece que ya engaña a pocos, lástima que se hayan dado cuenta cuando a lo mejor ya es tarde. 
 
Algo huele a podrido en Dinamarca, ya sólo nos queda eliminar la carroña y espantar a los buitres que se han instalado a esperar la descomposición en forma de apellidos ilustres o deslustrados, ¿cómo?... ayer se dio el primer paso.
 

sábado, diciembre 01, 2012

Retazos de vida de Arábiga y una existencia rescatada

                         En la sima de su ser, así llegaba, derrotado, cabizbajo, superado por el sombrío rostro burlesco de una jornada luctuosa ante el estertor de su futuro, la soledad le aguardaba para prestar oídos a sus últimos lamentos existenciales y regalarle el desdén como respuesta. En el rellano del portal se encontró de sopetón, no esperaba cruzarse con nadie, a su vecino, paradigma del triunfo social, que le aguardaba con la lastimera sonrisa de superioridad que últimamente lucía ante él, se detuvo abriendo el buzón de correspondencia, excusa para no coincidir con él en el ascensor y tener que soportarlo durante algún minuto más, poco le importaban las cartas amenazantes de bancos y acreedores y la publicidad incitadora de consumos que ya no iba a realizar.
 
 
Se sorprendió al encontrar solamente un sobre amarillo y abultado, sin remitente, dirigido a su nombre. Lo abrió despacio y con desgana, alguna macabra amenaza le aguardaba sin duda, pero no, su contenido era una especie de librito con pequeños relatos, un corazón atravesado por una pluma era su portada, pensó que el suyo no soportaba ya más puñales, Arábiga era el autor y Retazos de Vida su título, lo estuvo hojeando mientras subía en el ascensor descubriendo que no era un libro, bueno, no era solamente un libro, sino que al final de fotografías y textos aparecía un C.D. de lo que parecía un disco musical, pero ¿quién se atrevía a sacar al mercado hoy en día una presentación tan lujosa para encerrar doce canciones con el envoltorio narrativo de doce relatos? Sin duda locos convencidos de su trabajo, apostantes infalibles a que el esfuerzo realizado tendrá recompensa, benditos dementes. Buscó en su cartera sus últimos cinco euros y comprendió que jamás hubiera podido adquirir lo que aquel enigmático ser le había enviado, valía  más, mucho más.
 
 Ya en su morada, se tumbó en el sofá, que hizo las veces de diván, aireando mentalmente su soliloquio al inexistente psiquiatra a modo de memorias. Antes había conectado el reproductor de C.D. con el láser leyendo el regalo del desconocido, qué mejor que despedirse escuchando música. Pensó en ella, su gran amor secreto, en el mismo instante que comenzó a sonar "Eres Tú", y la vio bailando este tema de dinámicas melodías, disfrutando del admirable, aunque corto, sólo de guitarra y los oportunos teclados, qué diferente hubiera sido todo si el valor no se hubiera esfumado en aquel único instante en el que la decisión de declararse la tuvo tomada, ya era tarde; al escuchar el siguiente tema "Universos Digitales", sintió la necesidad de conectarse a cualquiera de las redes sociales que frecuentaba, disfrazando de medias verdades las medias mentiras de sus virtuales amistades con las que amortiguaba su voluntario aislamiento, los estribillos contagiosos le hicieron renunciar, concentrándose nuevamente en la guitarra y ensoñó realidades paralelas que no le conseguían desistir de su despreocupada intención; estaba decidido y más aún oyendo "Hablo de Ti" los teclados progresivos no amilanaban su resolución, al contrario le hacían encerrarse más en sí mismo bajo su angustiosa coraza; un rayo de esperanza empezó a surgir con "Un Ángel Caído del Cielo", la voz, el rotundo bajo, los teclados ambientando la estancia y nuevamente esa guitarra pero ahora más enérgica a la par que sinfónica, todo de un rock andaluz destilado, conforme avanzaba el tema pensaba en la certeza de la letra, la vida se va sin haberla disfrutado y otros con más motivos para desecharla supieron disfrutarla sabiendo que lo que le aguardaba era un trágico final, no tenía derecho a rendirse; se centró en lo bueno que la vida le había ofrecido y lo que él había querido tomar, el disco sosegó el ritmo escoltando su estado de ánimo con "Rosas Rojas" donde la guitarra se lucía ante los acolchados teclados; de repente la imagen de una botella de ginebra le hizo caer en la cuenta de dónde empezó su debacle intentando refugiarse en ella, "Tras el Cristal" sonaba por los altavoces, teclados preciosistas, la voz cambiando de registros, el bajo marcando hábilmente el ritmo y la guitarra campeando en su terreno, justo la fuerza que necesitaba para rechazar la tentación y rendirse al placer de escuchar un excelente tema de rock andaluz; su ánimo iba subiendo a borbotones cuando comenzaron los acordes de una exquisita guitarra española en "Una Noche de Verano" acompañando a la voz que se iba transformando a lo largo del tema, poco a poco iba subiendo de ritmo llevado con esmero por el bajo y otra vez los teclados dando consistencia y la guitarra gustándose, ante esto sólo quedaba seguir disfrutando y desechar de su cabeza las primeras intenciones; la vida ya no era un lastre, sino un impulso y el estribillo cantado de "Hoy Camino Junto a Ti" y el bajo del tema, la potencia necesaria para afrontarla; recordó al escuchar "¡Ay, Amor!" cómo la afrontó su abuelo, enfermo de alzheimer, siempre con una sonrisa ante aquellos intrusos que a diario inundaban su vida, aunque el desconcierto de no conocer a nadie le desbordara por sus adentros, se centró en las majestuosas guitarras, los omnipresentes teclados y el sentimiento cálido de la voz, sintiendo la magnificencia del rock andaluz alentándole esperanza; ya era él el que reía recordando la imagen de los que le oprimían, de la misma estirpe de los que emborronaron de especulación urbanística la estampa de Lucena, el pueblo al que cantaban en "Recordarte y Suspirar" con sones de teclados arábigos, magníficos coros y segundas voces, guitarra bordando el progresivo para invadirle el espíritu de fuerza para luchar; la misma fuerza que le invadió en el momento que, siendo niño, juró que lucharía contra el maltrato a los animales cuando acudió a una corrida de toros y que ahora rememoraba escuchando "Pasodoble y Humillación" lleno de potencia y rabia musical en todos los instrumentos, incluida la voz; ya se encontraba pletórico y el teclado de "Entre estos Vagones" le anunció que algo grande quedaba aún por suceder, la voz le fue confirmando que el último giro de tuerca estaba teniendo lugar para remontar el vuelo, su 11-M había pasado y no para hundirle, sino para repuntar su ánimo, como anunciaba la guitarra española la solemne entrada del bajo y la eléctrica, aquel día le serviría de acicate, su recuerdo sería sin duda doloroso, recordaría que la vida es dura, muy dura, pero bella como ella sola.
 

Videoclip presentación de Retazos de Vida, "Eres Tú"
 
Pensó en el anónimo remitente y en silencio le dio las gracias, se estremeció ante lo oportuno del encuentro fortuito con su vecino, de no haber abierto el buzón para esquivarlo no habría escuchado este disco y no hubiera descubierto que aún quedaba la música como esperanza, no una música cualquiera, sino esta música, la que guardaba tantos Retazos de Vida como doce y tanta vida como una.
 
Agradeció a los músicos Juan José Benítez (Voz y Coros), Mario J. Alcántara (Guitarras. Coros y Programación), José Pino (Teclados y Programación) y Raúl Torrico (Bajo), y a los colaboradores Araceli Flores (Coros adicionales), María Jesús Ramírez (Coros Adicionales) y José Rubio (Segunda Guitarra Solista en "Tras el Cristal") el hacerle ver la vida bajo otro prisma, el de la música impregnada de calidad y Rock Andaluz.
 
A la mañana del día siguiente, salió al descansillo a esperar el ascensor, topándose con la sonrisa conmovedora de su vecino, devolviéndole la suya con pátina maquiavélica, desarmando al altivo conciudadano de tal manera que bajó por las escaleras sin más espera.
 
 
 Miró nuevamente los últimos cinco euros de su cartera y sonrió eufórico, dispuesto a comerse el mundo.