martes, junio 24, 2008

Filósofos del Underground

Una riña entre Gonzalo García Pelayo y Gong, propicia la aparición de esta primera gran banda progresiva; Gonzalo, a la sazón manager y propietario de los instrumentos de Gong, rompe con ellos y propone a Gualberto la formación de un nuevo grupo y éste llama para la causa a Antonio Rodríguez (a partir de ahora y para siempre, Antoñito Smash) y a Julio Matito, aunque en un principio se pensó en Silvio y Mané para acompañar a Gualberto. Con esta formación nace Smash al inicio del invierno de 1.968 y es en marzo de 1.969 cuando inauguran su exitosa carrera de conciertos, Gualberto con la guitarra, Julio con el bajo y Antoñito con la batería. Una escapada, la primera y única en la época de Smash, por América de Gualberto, en la que aprendería a tocar el sitar, propicia que Mané recoja el testigo guitarrero y participe en los diversos conciertos del grupo, incluido un concurso algecireño, con Mané tocando el bajo y Julio la guitarra, donde se proclaman vencedores. Es en ese concurso donde conocen a un guitarrista, guiri danés, que toca con un grupo jerezano, Los Solos, y lo incorporan al grupo, atiende al nombre de Henrik Michael y aporta, además de la guitarra, violines al grupo.

Configurado el cuarteto, el siguiente paso es una frenética carrera compositora y graban con el sello Diábolo, de vinculación gualbertiana, su primer single, “Scouting”, curiosa dualidad facial en la “B” y en las carátulas, por un lado “Ensayo nº 1” acompañando al tema principal y, por otro, “Sonetto”, pero no se publica de inmediato y, con enfado de Gualberto, cambian de casa discográfica, firmando con Philips, que sí les edita los singles “I Left You”, de cara B iría “One Hopeless Whisper”, y “Decission” con reverso del tema “Look at the Rainbow”, con el primero de ellos en el mercado se produce la distribución del escondido “Scouting”. El viaje de Gualberto a Estados Unidos, provoca su sustitución en más de un concierto, siendo habitualmente Mané el que lo hacía, aunque no era el único músico que se incorporaba en directo, fue también frecuente Silvio, que incluso aparece en portada de algún single, y otros asiduos como Julio Rabadán y Miguel Ángel Iglesias.

La revolución musical de los directos de Smash, provocadora de asombrosas perplejidades, primerizos desenfrenos, rebeldes melenas, cañameros descubrimientos y disturbios callejeros por partes iguales, se hizo imprescindible en cualquier festival progresivo en la España de la época, aunque no sólo innovaban con su música, sino que se convirtieron en el centro gravitatorio de un movimiento que perseguía una cierta utopía de naturaleza hippie tardía, nacido en el ambiente más progre de la sociedad sevillana, conocido como Underground, así teorizan en una proclama denominada “Manifiesto del Borde”, mordaz crítica a la sociedad oficialista y canto adulador de la libertad individual. En el Teatro Lope de Vega de Sevilla, acompañan con su música a esa genial interpretación de “Antígona” de Bertold Brecht por la compañía de teatro Esperpento, vanguardia cultural de la fructífera izquierda universitaria sevillana de finales de los ’60 y principios de los ‘70, dirigida por Alfonso Guerra.

Debido al peregrinaje de Europa a América del viajero volador, surgen numerosos roces con Gonzalo García Pelayo que acaban plasmándose en la grabación del primer L.P., Gualberto sólo aporta en algunos cortes y no aparece en las difuminadas fotos de la portada de este disco, donde homenajean con su título, “Glorieta de los Lotos”, a esas veladas delirantes al aire libre sevillano, bien en el santuario pacifista del parque del Líbano (que recuerdos personales, permítaseme la licencia), en el parque de María Luisa, en las escalinatas del Archivo de Indias o en el campo de lo Remedios. Un disco de fresca deformación, casi un directo, discusiones y apuntes entre los músicos incluidos, donde se mezclan blues progresivos, improvisaciones de suciedades guitarreras, canciones de impecable ejecución rockera y hasta puro Rock and Roll.

Philips, como colofón al contrato que los unía, les publica un segundo L.P., donde se aprecia una cierta desidia en la producción del mismo, nada que ver la presentación de la carpeta de uno y otro, promovido quizás por una desilusión en la casa discográfica ante la falta de ventas del anterior, aunque en las actuaciones en directo Smash era garantía de éxito, por otra parte la Philips que Smash se encontró, era una casa en decrépita caída. En el nombre de este trabajo, “We Come to Smash this Time” (Esta vez venimos a golpear), se contempla un cierto afán de revancha que no se refleja en el contenido del vinilo donde hay un paso de tuerca hacia la experimentación progresiva, seguro que por la implicación plena de Gualberto que incluye el sitar como instrumento y algún que otro guiño con el flamenco, el órgano toma posesión, igualmente de forma virginal, en el sonido smash. La promoción de este L.P. vuelve a ser paupérrima y el grupo se plantea la dirección a seguir en el futuro.

La ruptura con el ínclito García Pelayo les hace toparse con su mecenas catalán, Oriol Regás, quien les patrocina equipo, alojamiento y sueldo, convirtiendo Playa de Aro en un jauja con reminiscencias ácidas. Ya con Ricardo Pachón ejerciendo de manager y con la entrada de un nuevo miembro en el grupo bajo su influencia, el guitarrista gitano Manuel Molina (librarse del servicio militar en esa época era un caramelo demasiado apetecible como para despreciarlo), Smash da un giro hacia el flamenco, un flamenco progresivo, que de la mano del productor Alain Michaud les lleva a grabar un L.P., cuyo primer single fue “El Garrotín”, catapultándolo por vez primera a la televisión, aunque con imágenes ensombrecidas y un Iñigo con bigote retorcido, ¿cómo era posible que esos melenas fueran los que tocaban el tema?; la compañía era Bocaccio Records y después de un segundo single “Ni Recuerdo, Ni Olvido”, se olvida del L.P., a pesar de tener grabados diez temas. Este L.P. se publica en 1.978 por Zafiro, sólo con cinco canciones, como cara “A” de uno titulado “Vanguardia y Pureza del Flamenco” con Agujetas y la guitarra de Manolo Sanlúcar como “B” del larga duración. ¿Dónde estarán aquellos cinco temas restantes?

Los desmadres, la insistencia del productor en temas comerciales, los roces creativos entre los miembros y algún que otro juicio pendenciero, acabaron con la historia; Gualberto para América nuevamente y su historia solista, Julio de cooperativista y canción protesta, Henrik de moscas inglesas (¿o eran braguetas?) con Antoñito, que revolotea hasta Goma, y sirenitas de Copenhague y Manuel con su Lole del alma.

Smash renace de la mano de Julio, Antoñito y Gualberto en 1.979, con nuevos temas, sin alimentarse de leyendas pasadas, actuaciones en directo y grabación de un programa de Musical Express de Ángel Casas, donde tocan tres temas “Otros Días”, “Provocar” y, una auténtica joya, “Tiny Peter”, éste con Lole y Manuel, que casualmente se encontraban en el mismo estudio grabando. Afortunadamente esta grabación ha quedado inmortalizada ya que, al igual que otro “Grande”, Julio Matito fallece en accidente de carretera al día siguiente, está vez Smash fue golpeado en lo más profundo. El homenaje “Un detalle con Julio Matito”, reunió a casi todos los grupos sevillanos de la época en el campo de fútbol de los Salesianos. ¿Fin inevitable?

Pues no, Gualberto, Henrik y Antoñito han vuelto a reunirse en varios conciertos como Smash, uno de ellos en 2006 en el homenaje al Rock Andaluz de “La Abuela Rock” de Montilla y ahora prometen en otro homenaje al género en la XV Bienal de Flamenco de Sevilla.

Con ellos empezó todo y ahí continúan cuarenta años después, incombustibles e inasequibles al desaliento.

martes, junio 03, 2008

El Jimi Hendrix de Triana

Así se presenta, en la Plaza San Francisco sevillana, Gualberto en el IV Encuentro de Nuevas Músicas, cuando en Sevilla se escudriñaba al mundo a través de la Expo´92, y así lo rebautiza Luis Clemente en su libro "Historia del Rock Sevillano"; nunca he visto una definición más apropiada de un artista.

Sí, de Triana, porque ahí nace Gualberto, García Pérez por más señas, como persona y como músico, de Triana al Universo con “quejío”, entre soleares, bulerías y seguiriyas de guitarras eléctricas y cantes de sitar, el instrumento al que consagra la parte más importante de su carrera plena de música experimental, mezcolanza hindú con sabor trianero. ¡Se necesita arte!

Sus inicios, de beatlenianas sonoridades (The Preysleterian, los Excéntricos, los Sorrentos, los Murciélagos…), dan paso a la música progresiva de Smash, tras su efímero paso por Nuevos Tiempos, tocaba a su fin el año 1.968, pero este es otro capítulo. Entre grabaciones y actuaciones, viajes a Estados Unidos donde trabaja como músico de estudio y aprende a leer y escribir música, de forma elemental al principio. De vuelta, le ofrecen grabar en Barcelona donde moldea un L.P. en solitario, tocando todos los instrumentos en composiciones improvisadas, que a pesar de registrase en 1.970 no se publica hasta 1.978 en el recopilatorio “Nacimiento del Rock en Andalucía”, con él se lleva a los estudios a Gong y a Nuevos Tiempos.

Vuelve con Smash y tras su disolución definitiva, nuevo viaje a Estados Unidos, allí compone casi todas las canciones de su segundo trabajo, “A la Vida, al Dolor”, que no graba hasta su vuelta en 1.975; con él llegan dos músicos estadounidenses: Todd Purcell, cantante, guitarrista y trompetista, y Arthur Wohl, violinista, la batería corre a cargo del malogrado Willie Rodríguez de Trujillo y Antonio Díaz toca el bajo; de invitados Carlos Cárcamo y la voz de Enrique Morente. En 1.976, su música desemboca en sinfónica, en el álbum “Vericuetos”, escribe clásica para grupo de rock, entre sones andaluces y flamencos, continúan Wohl y Antonio Díaz, pasando la batería a Tico Balanza e introduciendo los teclados de Marcos Mantero.

Tras escuchas flamencas y clásicas, sin electricidades de por medio, graba “Otros Días” con cuarteto de cuerda, música de cámara. En 1.979 hay un nuevo renacimiento de Smash, sólo con Antoñito y Julio, hasta que la desgraciada muerte de éste le devuelve al flamenco. Así graba con Ricardo Miño “Puente Mágico”, con cantes de sitar, guitarra eléctrica y sintetizadores, tablas de J.A. Galicia y palillos de Pepa Montes, en preparada conjunción. Y otro con Agujetas más espontáneo, sin ensayos ni segundas tomas, donde el cantaor presta su voz a la guitarra flamenca y al sitar que sólo acompaña en melodías orientales, los palos siguen siendo puros, flamencos, es el sitar el que otorga aire nuevo a los cantes, sin estridencias.

Se ensarta en composiciones para conciertos de cámara y sinfonías, dirige orquestas y firma arreglos en trabajos de otros artistas, así como para discos de sevillanas, produce a otros tantos, dirige al coro de la Hermandad de Triana y hasta dirige la orquesta del festival de la O.T.I. al que se presenta José Manuel Soto; sucumbe a la profesionalidad y no firma trabajos propios, hasta que, como homenaje a Arthur Wohl, fallecido en accidente de tráfico en 1.989, compone el tema “Acantilado”, que se plasma, tras diversos avatares, dentro de su L.P. “Sin Comentario”, grabado en sus estudios de Gelves en 1.993 y publicado en 1.996, donde se hace un profundo recorrido de su maestría con la guitarra eléctrica, acompañándose en sonidos pregrabados sobre sitar, teclados y ritmos. Mereció la pena esperar tanto.

Su último trabajo hasta el momento, lo ha vuelto a grabar con Ricardo Miño, “Contraste” se llama. Flamenco amarrado de pura esencia; diálogos del sitar, al cante, con la guitarra.

Amalgama de ambrosía musical para paladares refinados en los trabajos de este trianero tocado por la magia de las cuerdas de telúrico contoneo.