Llegaste de puntillas, con las dudas de lo nuevo y lo dañado, pero a base de defender nuestro orgullo te ganaste a pulso nuestra admiración y respeto y la de todos tus compañeros, con la misma intensidad que el recelo de los que sufrían tu coraje. Siempre duro pero noble en la lucha, tendiendo la mano al enemigo caído, pero el derrotado sólo ve la frustración de la derrota y su venganza en el lloriqueo infame, cuando vence la garra, grita la envidia y los envidiosos revanchistas.
A esas conspiraciones de cortesanos, respondiste donde había que hacerlo en la lucha y la batalla, nunca un mal gesto ni un desaire, siempre dando la cara, siempre mirando al frente con el orgullo del que se sabe campeón, estaba escrito en tu destino.
En respuesta sutil al ninguneo de algún bravucón de peleas callejeras, replicaste, con tus huestes: caballería, infantería y artillería todos a una, conquistando territorios impensables hasta entonces, así enseñaste las cuentas del Gran Capitán, una a una hasta el cielo, esos fueron tus dominios, los que nos regalaste generosamente.
Tu única derrota te retira definitivamente de los campos de batalla, una Seminara en forma de rodilla maltrecha, la misma que venciste varias veces a base de pundonor y lucha, una fe ciega en tus posibilidades y trabajo, mucho trabajo; pero no te vence sin pelea aunque sí con dolor, el peor que pueda existir para un guerrero: despedirse sin poder combatir al frente de los suyos.
Ahí estaremos todos despidiéndote y deseando que vuelvas pronto entre nosotros y, mientras eso ocurre, sólo me queda decirte una palabra más, GRACIAS.
A esas conspiraciones de cortesanos, respondiste donde había que hacerlo en la lucha y la batalla, nunca un mal gesto ni un desaire, siempre dando la cara, siempre mirando al frente con el orgullo del que se sabe campeón, estaba escrito en tu destino.
En respuesta sutil al ninguneo de algún bravucón de peleas callejeras, replicaste, con tus huestes: caballería, infantería y artillería todos a una, conquistando territorios impensables hasta entonces, así enseñaste las cuentas del Gran Capitán, una a una hasta el cielo, esos fueron tus dominios, los que nos regalaste generosamente.
Tu única derrota te retira definitivamente de los campos de batalla, una Seminara en forma de rodilla maltrecha, la misma que venciste varias veces a base de pundonor y lucha, una fe ciega en tus posibilidades y trabajo, mucho trabajo; pero no te vence sin pelea aunque sí con dolor, el peor que pueda existir para un guerrero: despedirse sin poder combatir al frente de los suyos.
Ahí estaremos todos despidiéndote y deseando que vuelvas pronto entre nosotros y, mientras eso ocurre, sólo me queda decirte una palabra más, GRACIAS.
2 OPINIONES VARIADAS:
Se va uno de los GRANDES y el jugador que hizo realidad el sueño de varias generaciones de sevillistas. Ver levantar un título a nuestro Sevilla y poder gritar ¡CAMPEONES! Como bien has dicho sólo queda dar las gracias.
Por cierto desde el día de la foto me hice republicano y fue por dos razones, la primera al entregar ese etrofeo la institución monarquica ya ha cumplido todos sus cometidos y segundo y no menos importante. No se puede entregar esa Copa con una corbata verde. ¡A POR LA TERCERA!
Se va el ultimo de una etapa inolvidable para todos los que hemos tenido la suerte de grabar en nuestra retina esas maravillosas imagenes.
Seguro que levantaremos mas Copas,seguro,pero seguro que nadie lo hara como el.
Espero que se le de un sitio en el club y propongo que sea el encargado de levantar las Copas que ganemos en un futuro.
Oh Capitan,mi Capitan!!!
Nervion dejate de republicanismos,yo quiero que Juan Carlos nos entregue alguna mas,luego quiero otras de manos de Felipe y espero que Dios me de salud para poder ver "en vivo" la entrega de manos de una mujer,Leonor.Si no puede ser,me conformo con disfrutarla desde el tercer anillo..... tampoco vamos a ser tan exigentes,jajajaja
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