Albores de libertades restituidas y entierro de opresiones pasadas, réquiem entre teclado y guitarra flamenca para que los “Hijos del agobio” cortejen el funeral, la eléctrica alinea a los ajusticiados y el bajo marca solemnemente el paso de la comitiva, el bombo y los platillos despejan dudas, cambian los teclados anunciando un nuevo orden y la flamenca da paso a la eléctrica para un renacer que poco a poco va despejando las tinieblas del horizonte, la atmósfera ahora es limpia y un grito de esperanza retumba junto al teclado, un inmenso sólo de guitarra eléctrica emerge ante el nacimiento de la nueva era, antes de que Pink Floyd derribase el muro, Triana agarró sus mismos aperos y resquebrajó sus cimientos.
En esto un “Rumor” va regando de esperanza el espacio sonoro que impregna la guitarra eléctrica, hermoso trabajo, tanto en los solos, ilimitados de matices, como acompañando al verbo, los acordes de la guitarra flamenca se mezclan con los teclados, el bajo y la batería acompañan, aquí es la eléctrica la que canta a la mañana del mañana libertario.
Y en nuestro pulso interior surge un “Sentimiento de amor” desde las entrañas, arrojado por los bombos y el bajo, recogido por unos teclados de dimensiones espectrales, el mellotrón tiene estas cosas, y la guitarra flamenca apuntando sus matices a la balada, la desesperación brama su sentir, reposando entre percusiones y la eléctrica sobre el mullido de órgano, la flamenca ya no se asoma, ahora reivindica su sensibilidad y vuelve a aflorar la angustia liberada.
Sonidos cósmicos para la remembranza de las bulerías y en la mente, lejanos, unos “Recuerdos de Triana” aromatizados en melodía de bombos y platillos.
Con los ojos aún cerrados, junto a la batería, el bajo y la eléctrica reivindican con urgencia la realidad cotidiana, “¡Ya está bien!” de sueños y promesas, de guías y salvadores, cada uno es uno, eléctrica y flamenca cada una un sonido, difícil discernir cual vence en la dialéctica, la mediación del teclado establece el orden, libres las ideas, libre el blues.
Surgen la guitarra flamenca y la eléctrica reclamando el ser y el estar, un “Necesito” vital para desprenderse de la opresión agobiante y todos los instrumentos, el bajo profundo sostiene el ritmo de angustia, les acompañan en el búsqueda existencialista.
Y allí estaba la vida, entre solos de guitarras se manifiesta la monotonía intrascendente del “Sr. Troncoso” con su infinita búsqueda de objetivos primarios, campanas de lo cotidiano, balada costumbrista de impreciso fandango con final de palmas y eléctrica anunciando una esperanza que, en él, siempre falla.
“Del crepúsculo lento nacerá el rocío” derramado por los llantos de las guitarras y el desgarro de la nueva voz y amanece el futuro con los quejíos de la eléctrica, otra vez las bulerías se prestan a la melancólica esperanza, después de toda tormenta viene la calma despejando dudas, aunque el recelo de lo malo vivido se suele hacer presente y en ese momento eres uno de ellos, uno de nosotros, uno de estos hijos del agobio.
En esto un “Rumor” va regando de esperanza el espacio sonoro que impregna la guitarra eléctrica, hermoso trabajo, tanto en los solos, ilimitados de matices, como acompañando al verbo, los acordes de la guitarra flamenca se mezclan con los teclados, el bajo y la batería acompañan, aquí es la eléctrica la que canta a la mañana del mañana libertario.
Y en nuestro pulso interior surge un “Sentimiento de amor” desde las entrañas, arrojado por los bombos y el bajo, recogido por unos teclados de dimensiones espectrales, el mellotrón tiene estas cosas, y la guitarra flamenca apuntando sus matices a la balada, la desesperación brama su sentir, reposando entre percusiones y la eléctrica sobre el mullido de órgano, la flamenca ya no se asoma, ahora reivindica su sensibilidad y vuelve a aflorar la angustia liberada.
Sonidos cósmicos para la remembranza de las bulerías y en la mente, lejanos, unos “Recuerdos de Triana” aromatizados en melodía de bombos y platillos.
Con los ojos aún cerrados, junto a la batería, el bajo y la eléctrica reivindican con urgencia la realidad cotidiana, “¡Ya está bien!” de sueños y promesas, de guías y salvadores, cada uno es uno, eléctrica y flamenca cada una un sonido, difícil discernir cual vence en la dialéctica, la mediación del teclado establece el orden, libres las ideas, libre el blues.
Surgen la guitarra flamenca y la eléctrica reclamando el ser y el estar, un “Necesito” vital para desprenderse de la opresión agobiante y todos los instrumentos, el bajo profundo sostiene el ritmo de angustia, les acompañan en el búsqueda existencialista.
Y allí estaba la vida, entre solos de guitarras se manifiesta la monotonía intrascendente del “Sr. Troncoso” con su infinita búsqueda de objetivos primarios, campanas de lo cotidiano, balada costumbrista de impreciso fandango con final de palmas y eléctrica anunciando una esperanza que, en él, siempre falla.
“Del crepúsculo lento nacerá el rocío” derramado por los llantos de las guitarras y el desgarro de la nueva voz y amanece el futuro con los quejíos de la eléctrica, otra vez las bulerías se prestan a la melancólica esperanza, después de toda tormenta viene la calma despejando dudas, aunque el recelo de lo malo vivido se suele hacer presente y en ese momento eres uno de ellos, uno de nosotros, uno de estos hijos del agobio.
P.D.: Crítica del segundo L.P. de TRIANA que, como la de El Patio, la podéis ver con las letras de los temas, en el Blog por excelencia del Grupo, que desarrolla Saldemar, en el siguiente enlace
Igualmente, con la ficha técnica del Disco la encontráis en esta página de mi web
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