jueves, mayo 20, 2010

Sevilla F.C. Campeón de Copa, ignorancias y recuerdos


Después de lo vivido para esta final, uno piensa de quién se debe acordar a la hora de escribir, porque anoche y hasta hoy, muchos fueron los nombres que aparecieron paseándose por mi cortex cerebral.



En un primer momento pensé en referirme a todos y cada uno de los que, maliciosamente, ningunearon a mi Sevilla F.C., algunos tales como un tal Paco García, que confundiendo su segundo apellido no entendió que la Caridad con el prójimo no se da a cambio de quitársela al ajeno, un tal José Ramón de la Morena, que siempre que mira para el Sevilla F.C. mira mal y nunca de frente, un ojo a Dios y otro al Diablo, un tal J.J. Santos un pasito alto a Telecinco y otro más bajo a Antena 3 y al final, ¡ay Sofía!, cuando habla del equipo de Nervión como aquéllas de Martos. Pensé en referirme a todos y cada uno de los que, a esta hora, aún no me han mandado un gesto de enhorabuena, por envidia y frustración a pesar de que la realidad no podrán cambiarla. Pero no, no merece la pena, todos ellos llevan en su pecado la penitencia y rumian su desgracia, unos de buhoneros y los otros en silencio. Será que aún me queda algo de aquella inocencia juvenil.



Así que me acordaré de aquellos que disfrutan conmigo un día como hoy, después de una noche como la de ayer. Empezaré por la Moreneta (¿por qué el morenito de tus brazos esbozó una sonrisa en el minuto dieciséis?) que se quedó esperando mi retorno a la tierra que me vio nacer, pero que estuvo acompañada a la derecha por mi abuelo y a la izquierda por mi padre, que rememoraron aquel viaje en tren, ese Catalán de la ida y Sevillano de la vuelta, de paradas interminables entre la Capital del Sur de España y la Ciudad de los Condes allá por la Navidad de 1.964, bautismo en primera persona, en aquel entonces por las vías férricas, hoy lo hicieron desde el cielo al tercer anillo; un día prometí volver a verte y esta era la ocasión, no pudo ser, pero me das una segunda oportunidad, en agosto nos volveremos a ver.

También me acuerdo de todos y cada uno de los amigos que estuvieron allí, garganta al viento y bufanda en mano, en especial los compañeros de mis peñas, Sevillagrande y Jartibles, poco a poco llegando, cansados y rejuvenecidos a la vez.

Y cómo no, a los que explotamos dos veces de júbilo, Diego y Jesús, Capel y Navas, allí estaban mi mujer y mis hijas, disfrutando conmigo, mi madre, mi hermano de sangre y mi sobrina, disfrutando conmigo, mi sobrino y su novia, disfrutando conmigo, mi otro yo, hermano de alianza, su mujer, su hijo, su madre, su padre y su suegro, disfrutando conmigo, y yo, disfrutando con ellos, con las mascotas que dejó mi abuelo en nuestras cabezas, idea de Del Nido...

Campeones, campeones...otra vez.

1 OPINIONES VARIADAS:

nervion1905 dijo...

No se puede ser más grande hermano.