Una riña entre Gonzalo García Pelayo y Gong, propicia la aparición de esta primera gran banda progresiva; Gonzalo, a la sazón manager y propietario de los instrumentos de Gong, rompe con ellos y propone a Gualberto la formación de un nuevo grupo y éste llama para la causa a Antonio Rodríguez (a partir de ahora y para siempre, Antoñito Smash) y a Julio Matito, aunque en un principio se pensó en Silvio y Mané para acompañar a Gualberto. Con esta formación nace Smash al inicio del invierno de 1.968 y es en marzo de 1.969 cuando inauguran su exitosa carrera de conciertos, Gualberto con la guitarra, Julio con el bajo y Antoñito con la batería. Una escapada, la primera y única en la época de Smash, por América de Gualberto, en la que aprendería a tocar el sitar, propicia que Mané recoja el testigo guitarrero y participe en los diversos conciertos del grupo, incluido un concurso algecireño, con Mané tocando el bajo y Julio la guitarra, donde se proclaman vencedores. Es en ese concurso donde conocen a un guitarrista, guiri danés, que toca con un grupo jerezano, Los Solos, y lo incorporan al grupo, atiende al nombre de Henrik Michael y aporta, además de la guitarra, violines al grupo.
Configurado el cuarteto, el siguiente paso es una frenética carrera compositora y graban con el sello Diábolo, de vinculación gualbertiana, su primer single, “Scouting”, curiosa dualidad facial en la “B” y en las carátulas, por un lado “Ensayo nº 1” acompañando al tema principal y, por otro, “Sonetto”, pero no se publica de inmediato y, con enfado de Gualberto, cambian de casa discográfica, firmando con Philips, que sí les edita los singles “I Left You”, de cara B iría “One Hopeless Whisper”, y “Decission” con reverso del tema “Look at the Rainbow”, con el primero de ellos en el mercado se produce la distribución del escondido “Scouting”. El viaje de Gualberto a Estados Unidos, provoca su sustitución en más de un concierto, siendo habitualmente Mané el que lo hacía, aunque no era el único músico que se incorporaba en directo, fue también frecuente Silvio, que incluso aparece en portada de algún single, y otros asiduos como Julio Rabadán y Miguel Ángel Iglesias.
La revolución musical de los directos de Smash, provocadora de asombrosas perplejidades, primerizos desenfrenos, rebeldes melenas, cañameros descubrimientos y disturbios callejeros por partes iguales, se hizo imprescindible en cualquier festival progresivo en la España de la época, aunque no sólo innovaban con su música, sino que se convirtieron en el centro gravitatorio de un movimiento que perseguía una cierta utopía de naturaleza hippie tardía, nacido en el ambiente más progre de la sociedad sevillana, conocido como Underground, así teorizan en una proclama denominada “Manifiesto del Borde”, mordaz crítica a la sociedad oficialista y canto adulador de la libertad individual. En el Teatro Lope de Vega de Sevilla, acompañan con su música a esa genial interpretación de “Antígona” de Bertold Brecht por la compañía de teatro Esperpento, vanguardia cultural de la fructífera izquierda universitaria sevillana de finales de los ’60 y principios de los ‘70, dirigida por Alfonso Guerra.
Debido al peregrinaje de Europa a América del viajero volador, surgen numerosos roces con Gonzalo García Pelayo que acaban plasmándose en la grabación del primer L.P., Gualberto sólo aporta en algunos cortes y no aparece en las difuminadas fotos de la portada de este disco, donde homenajean con su título, “Glorieta de los Lotos”, a esas veladas delirantes al aire libre sevillano, bien en el santuario pacifista del parque del Líbano (que recuerdos personales, permítaseme la licencia), en el parque de María Luisa, en las escalinatas del Archivo de Indias o en el campo de lo Remedios. Un disco de fresca deformación, casi un directo, discusiones y apuntes entre los músicos incluidos, donde se mezclan blues progresivos, improvisaciones de suciedades guitarreras, canciones de impecable ejecución rockera y hasta puro Rock and Roll.
Philips, como colofón al contrato que los unía, les publica un segundo L.P., donde se aprecia una cierta desidia en la producción del mismo, nada que ver la presentación de la carpeta de uno y otro, promovido quizás por una desilusión en la casa discográfica ante la falta de ventas del anterior, aunque en las actuaciones en directo Smash era garantía de éxito, por otra parte la Philips que Smash se encontró, era una casa en decrépita caída. En el nombre de este trabajo, “We Come to Smash this Time” (Esta vez venimos a golpear), se contempla un cierto afán de revancha que no se refleja en el contenido del vinilo donde hay un paso de tuerca hacia la experimentación progresiva, seguro que por la implicación plena de Gualberto que incluye el sitar como instrumento y algún que otro guiño con el flamenco, el órgano toma posesión, igualmente de forma virginal, en el sonido smash. La promoción de este L.P. vuelve a ser paupérrima y el grupo se plantea la dirección a seguir en el futuro.
La ruptura con el ínclito García Pelayo les hace toparse con su mecenas catalán, Oriol Regás, quien les patrocina equipo, alojamiento y sueldo, convirtiendo Playa de Aro en un jauja con reminiscencias ácidas. Ya con Ricardo Pachón ejerciendo de manager y con la entrada de un nuevo miembro en el grupo bajo su influencia, el guitarrista gitano Manuel Molina (librarse del servicio militar en esa época era un caramelo demasiado apetecible como para despreciarlo), Smash da un giro hacia el flamenco, un flamenco progresivo, que de la mano del productor Alain Michaud les lleva a grabar un L.P., cuyo primer single fue “El Garrotín”, catapultándolo por vez primera a la televisión, aunque con imágenes ensombrecidas y un Iñigo con bigote retorcido, ¿cómo era posible que esos melenas fueran los que tocaban el tema?; la compañía era Bocaccio Records y después de un segundo single “Ni Recuerdo, Ni Olvido”, se olvida del L.P., a pesar de tener grabados diez temas. Este L.P. se publica en 1.978 por Zafiro, sólo con cinco canciones, como cara “A” de uno titulado “Vanguardia y Pureza del Flamenco” con Agujetas y la guitarra de Manolo Sanlúcar como “B” del larga duración. ¿Dónde estarán aquellos cinco temas restantes?
Los desmadres, la insistencia del productor en temas comerciales, los roces creativos entre los miembros y algún que otro juicio pendenciero, acabaron con la historia; Gualberto para América nuevamente y su historia solista, Julio de cooperativista y canción protesta, Henrik de moscas inglesas (¿o eran braguetas?) con Antoñito, que revolotea hasta Goma, y sirenitas de Copenhague y Manuel con su Lole del alma.
Smash renace de la mano de Julio, Antoñito y Gualberto en 1.979, con nuevos temas, sin alimentarse de leyendas pasadas, actuaciones en directo y grabación de un programa de Musical Express de Ángel Casas, donde tocan tres temas “Otros Días”, “Provocar” y, una auténtica joya, “Tiny Peter”, éste con Lole y Manuel, que casualmente se encontraban en el mismo estudio grabando. Afortunadamente esta grabación ha quedado inmortalizada ya que, al igual que otro “Grande”, Julio Matito fallece en accidente de carretera al día siguiente, está vez Smash fue golpeado en lo más profundo. El homenaje “Un detalle con Julio Matito”, reunió a casi todos los grupos sevillanos de la época en el campo de fútbol de los Salesianos. ¿Fin inevitable?
Pues no, Gualberto, Henrik y Antoñito han vuelto a reunirse en varios conciertos como Smash, uno de ellos en 2006 en el homenaje al Rock Andaluz de “La Abuela Rock” de Montilla y ahora prometen en otro homenaje al género en la XV Bienal de Flamenco de Sevilla.
Con ellos empezó todo y ahí continúan cuarenta años después, incombustibles e inasequibles al desaliento.
Configurado el cuarteto, el siguiente paso es una frenética carrera compositora y graban con el sello Diábolo, de vinculación gualbertiana, su primer single, “Scouting”, curiosa dualidad facial en la “B” y en las carátulas, por un lado “Ensayo nº 1” acompañando al tema principal y, por otro, “Sonetto”, pero no se publica de inmediato y, con enfado de Gualberto, cambian de casa discográfica, firmando con Philips, que sí les edita los singles “I Left You”, de cara B iría “One Hopeless Whisper”, y “Decission” con reverso del tema “Look at the Rainbow”, con el primero de ellos en el mercado se produce la distribución del escondido “Scouting”. El viaje de Gualberto a Estados Unidos, provoca su sustitución en más de un concierto, siendo habitualmente Mané el que lo hacía, aunque no era el único músico que se incorporaba en directo, fue también frecuente Silvio, que incluso aparece en portada de algún single, y otros asiduos como Julio Rabadán y Miguel Ángel Iglesias.
La revolución musical de los directos de Smash, provocadora de asombrosas perplejidades, primerizos desenfrenos, rebeldes melenas, cañameros descubrimientos y disturbios callejeros por partes iguales, se hizo imprescindible en cualquier festival progresivo en la España de la época, aunque no sólo innovaban con su música, sino que se convirtieron en el centro gravitatorio de un movimiento que perseguía una cierta utopía de naturaleza hippie tardía, nacido en el ambiente más progre de la sociedad sevillana, conocido como Underground, así teorizan en una proclama denominada “Manifiesto del Borde”, mordaz crítica a la sociedad oficialista y canto adulador de la libertad individual. En el Teatro Lope de Vega de Sevilla, acompañan con su música a esa genial interpretación de “Antígona” de Bertold Brecht por la compañía de teatro Esperpento, vanguardia cultural de la fructífera izquierda universitaria sevillana de finales de los ’60 y principios de los ‘70, dirigida por Alfonso Guerra.
Debido al peregrinaje de Europa a América del viajero volador, surgen numerosos roces con Gonzalo García Pelayo que acaban plasmándose en la grabación del primer L.P., Gualberto sólo aporta en algunos cortes y no aparece en las difuminadas fotos de la portada de este disco, donde homenajean con su título, “Glorieta de los Lotos”, a esas veladas delirantes al aire libre sevillano, bien en el santuario pacifista del parque del Líbano (que recuerdos personales, permítaseme la licencia), en el parque de María Luisa, en las escalinatas del Archivo de Indias o en el campo de lo Remedios. Un disco de fresca deformación, casi un directo, discusiones y apuntes entre los músicos incluidos, donde se mezclan blues progresivos, improvisaciones de suciedades guitarreras, canciones de impecable ejecución rockera y hasta puro Rock and Roll.
Philips, como colofón al contrato que los unía, les publica un segundo L.P., donde se aprecia una cierta desidia en la producción del mismo, nada que ver la presentación de la carpeta de uno y otro, promovido quizás por una desilusión en la casa discográfica ante la falta de ventas del anterior, aunque en las actuaciones en directo Smash era garantía de éxito, por otra parte la Philips que Smash se encontró, era una casa en decrépita caída. En el nombre de este trabajo, “We Come to Smash this Time” (Esta vez venimos a golpear), se contempla un cierto afán de revancha que no se refleja en el contenido del vinilo donde hay un paso de tuerca hacia la experimentación progresiva, seguro que por la implicación plena de Gualberto que incluye el sitar como instrumento y algún que otro guiño con el flamenco, el órgano toma posesión, igualmente de forma virginal, en el sonido smash. La promoción de este L.P. vuelve a ser paupérrima y el grupo se plantea la dirección a seguir en el futuro.
La ruptura con el ínclito García Pelayo les hace toparse con su mecenas catalán, Oriol Regás, quien les patrocina equipo, alojamiento y sueldo, convirtiendo Playa de Aro en un jauja con reminiscencias ácidas. Ya con Ricardo Pachón ejerciendo de manager y con la entrada de un nuevo miembro en el grupo bajo su influencia, el guitarrista gitano Manuel Molina (librarse del servicio militar en esa época era un caramelo demasiado apetecible como para despreciarlo), Smash da un giro hacia el flamenco, un flamenco progresivo, que de la mano del productor Alain Michaud les lleva a grabar un L.P., cuyo primer single fue “El Garrotín”, catapultándolo por vez primera a la televisión, aunque con imágenes ensombrecidas y un Iñigo con bigote retorcido, ¿cómo era posible que esos melenas fueran los que tocaban el tema?; la compañía era Bocaccio Records y después de un segundo single “Ni Recuerdo, Ni Olvido”, se olvida del L.P., a pesar de tener grabados diez temas. Este L.P. se publica en 1.978 por Zafiro, sólo con cinco canciones, como cara “A” de uno titulado “Vanguardia y Pureza del Flamenco” con Agujetas y la guitarra de Manolo Sanlúcar como “B” del larga duración. ¿Dónde estarán aquellos cinco temas restantes?
Los desmadres, la insistencia del productor en temas comerciales, los roces creativos entre los miembros y algún que otro juicio pendenciero, acabaron con la historia; Gualberto para América nuevamente y su historia solista, Julio de cooperativista y canción protesta, Henrik de moscas inglesas (¿o eran braguetas?) con Antoñito, que revolotea hasta Goma, y sirenitas de Copenhague y Manuel con su Lole del alma.
Smash renace de la mano de Julio, Antoñito y Gualberto en 1.979, con nuevos temas, sin alimentarse de leyendas pasadas, actuaciones en directo y grabación de un programa de Musical Express de Ángel Casas, donde tocan tres temas “Otros Días”, “Provocar” y, una auténtica joya, “Tiny Peter”, éste con Lole y Manuel, que casualmente se encontraban en el mismo estudio grabando. Afortunadamente esta grabación ha quedado inmortalizada ya que, al igual que otro “Grande”, Julio Matito fallece en accidente de carretera al día siguiente, está vez Smash fue golpeado en lo más profundo. El homenaje “Un detalle con Julio Matito”, reunió a casi todos los grupos sevillanos de la época en el campo de fútbol de los Salesianos. ¿Fin inevitable?
Pues no, Gualberto, Henrik y Antoñito han vuelto a reunirse en varios conciertos como Smash, uno de ellos en 2006 en el homenaje al Rock Andaluz de “La Abuela Rock” de Montilla y ahora prometen en otro homenaje al género en la XV Bienal de Flamenco de Sevilla.
Con ellos empezó todo y ahí continúan cuarenta años después, incombustibles e inasequibles al desaliento.
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