Hay días en que la rutina se muestra en el horizonte como único objetivo cierto y, por aquello de que el destino a todos nos debe más de una, se convierte en una sorpresa inimaginable, en un regalo vital que ni en tus mejores deseos lo hubieras imaginado por utópicos, pero los Reyes Magos existen y te lo demuestran de la forma más inesperada.
Ayer pasé, junto a mi amigo (mi hermano) José Antonio Molina, un aperitivo de esos que se enmarcan en los recuerdos y se blindan contra el olvido, acudía a mi cita, la primera, con Gualberto simplemente para conocerlo personalmente, saludarlo y, como remota posibilidad, intercambiar relatos frente a unas cervezas, con la excusa cierta de un C.D. de su “Tapitas Vol. 1”; pero este MÚSICO no es persona de cumplidos sin afecto, me encontré ante un aliado de mi entusiasmo que me abrió su casa y me sumergió en el santo santorum de su música.
Ante mi atónita expresión, me invita a grabar con él su Tapita diaria, esas mágicas composiciones con las que nos alumbra cada día, a lo que evidentemente no accedo por mi negado oído y no haber tocado un instrumento musical en mi vida, ya que el volante del coche no se considera instrumento musical. Me insiste con un sencillo instrumento, el Shruti-peti, muy fácil de tocar, pero aún así lo rechazo y lejos de lanzarme de allí por malaje y desagradecido, nos ofrece pinceladas suntuosas con el sitar y la veena; ya metidos en ambiente seguimos hablando, bueno Gualberto nos hablaba y nosotros escuchábamos, de su Betis y nuestro Sevilla, el mismo de Silvio su compañero, de la historia viva de la música sevillana (andaluza), de sus amigos y mis admirados, Jesús de la Rosa, Eduardo R. Rodway, Tele, Marcos Mantero, Manuel Imán, Kiko Guerrero, Iñaki, Antoñito, Julio Matito, Henrik, Mane, Manolo Rosa, Antonio Moreno “Tacita”…, del más reciente Guitarro y todo dicho por la boca del Mito. Satisfecho y aún asimilando aquel chaparrón sobre tierra seca, nos dispusimos a salir de su estancia.
Ayer pasé, junto a mi amigo (mi hermano) José Antonio Molina, un aperitivo de esos que se enmarcan en los recuerdos y se blindan contra el olvido, acudía a mi cita, la primera, con Gualberto simplemente para conocerlo personalmente, saludarlo y, como remota posibilidad, intercambiar relatos frente a unas cervezas, con la excusa cierta de un C.D. de su “Tapitas Vol. 1”; pero este MÚSICO no es persona de cumplidos sin afecto, me encontré ante un aliado de mi entusiasmo que me abrió su casa y me sumergió en el santo santorum de su música.
Ante mi atónita expresión, me invita a grabar con él su Tapita diaria, esas mágicas composiciones con las que nos alumbra cada día, a lo que evidentemente no accedo por mi negado oído y no haber tocado un instrumento musical en mi vida, ya que el volante del coche no se considera instrumento musical. Me insiste con un sencillo instrumento, el Shruti-peti, muy fácil de tocar, pero aún así lo rechazo y lejos de lanzarme de allí por malaje y desagradecido, nos ofrece pinceladas suntuosas con el sitar y la veena; ya metidos en ambiente seguimos hablando, bueno Gualberto nos hablaba y nosotros escuchábamos, de su Betis y nuestro Sevilla, el mismo de Silvio su compañero, de la historia viva de la música sevillana (andaluza), de sus amigos y mis admirados, Jesús de la Rosa, Eduardo R. Rodway, Tele, Marcos Mantero, Manuel Imán, Kiko Guerrero, Iñaki, Antoñito, Julio Matito, Henrik, Mane, Manolo Rosa, Antonio Moreno “Tacita”…, del más reciente Guitarro y todo dicho por la boca del Mito. Satisfecho y aún asimilando aquel chaparrón sobre tierra seca, nos dispusimos a salir de su estancia.
Shruti-Peti
Mi mente, trabajando cual motor de vapor a tope de revoluciones, vuelve a sus palabras primeras, “…vamos a grabar mi Tapita diaria, acompáñame…”, y soltando toda la presión le estampo, casi sin pensar, “Vamos a grabarla”, ¿que podía perder?, si el artista aprobaba la composición que saliera, todo lo más la borraría y no hubiera existido, como no existía en ese momento, al instante ya estaba arrepentido, su sonrisa denotaba sus intenciones, directo al sitar. En mis manos no se si temblorosas, pero puedo jurar que no las sentía, el Shruti-peti agarrado como si fuera a desaparecer de este mundo y empezaron a surgir las notas del sitar, un homenaje a Triana a través de una improvisada “Luminosa Mañana”. Faltan palabras para poder describir la sensación interior de mi espíritu, tenía al lado a Gualberto tocando y yo acompañándolo, aunque sólo fuera a través del más primitivo “órgano” inventado, éxtasis es minúsculo en comparación con mi estado de ánimo. Al terminar, aquello sonaba a música, el sitar y su maestro hacen maravillas y tapaban el imperfecto musical por mí generado. La sensación de la partida era la de “¿qué es lo que he hecho?”, pero en mi interior, y en mi exterior, esbozaba una sonrisa de satisfacción por un encuentro impensable cuatro horas antes.
Si visitáis su página, podréis escuchar esa tapita, sin duda la más sabrosa de mi vida.
Gracias Gualberto.
4 OPINIONES VARIADAS:
Manuel,me dejas sin palabras amigo,solo hay que leer tu cronica resumida en unas pocas lineas de ese dia tan especial para ti con el genial Gualberto,para darse cuenta que eso que dices de que estas escribiendo un libro va muy en serio,,tienes muchisimas pinceladas de buen escritor,de verdad,,al menos para mi lo veo asi,,creo que acerte el dia que elegi tu blog y de hecho seguirlo,,sera siempre tenerte como un buen amigo al cual no hay que descuidar ni un milimetro,,muchas gracias Manuel de corazon,y sigue con estas cosas tan marvillosas.
Gracias por tus palabras Laluzdetriana, aunque yo sólo expresos mis sentimientos y, así, es más fácil. Un abrazo, amigo.
Un fuerte abrazo Manuel y Feliz año para tí y los tuyos...
gracias por el enlace Manolo, os habeis juntado dos grandes jeje, un abrazo.
Publicar un comentario